miércoles, 22 de junio de 2016

¿PARA QUÉ SIRVEN EL LATÍN Y EL GRIEGO?

Pues para hacer un discurso como éste, que elaboró y leyó nuestra alumna Amélia Fontainhas de 2º Bachillerato en la fiesta de Graduación. Aquí lo publico, con su autorización, para el recuerdo y el deleite de todos aquellos que deseen leerlo. Y además, por la parte que toca a esta profesora, para el agradecimiento personal a esta alumna por las bellas palabras que me dedicó:
Por parte del Bachillerato de Letras puras, queremos agradecer a todos esos profesores que han hecho que las humanidades hayan salido de los libros, de las pantallas, de los kilos de apuntes y de sus palabras para convertirse en algo único y maravilloso que ha merecido la pena vivir. Dos años no suponen mucho en la vida de una persona, pero para nosotros, ha sido una era. Hemos crecido a una velocidad increíble, casi sin darnos cuenta, y hemos recorrido un camino que ahora se nos antoja corto, pero cuyo final no veíamos en su día. Gracias a todos y cada uno de los aquí presentes hemos avanzado sin descanso, hasta llegar hoy aquí, a esta sala, donde nos reunimos para sellar esta etapa y comenzar una distinta. Decimos adiós a dos años llenos de puro ajetreo y caos; pero no sólo cabe destacar eso, sino que también hemos tenido la oportunidad de redescubrir épocas antiguas, ocultas bajo el polvo del olvido que muy pocos valientes se molestan en limpiar, el pensamiento y la concepción del mundo a lo largo de la historia, el cambio de la literatura y el arte a través del tiempo… Algo que muchos tacharán de innecesario e inútil, pues no tiene realmente una aplicación práctica en ningún campo, pero que en verdad supone ahondar dentro de nosotros mismos para descubrir todo lo que nos hace humanos. Esto no habría sido posible sin la ayuda de todos los aquí presentes, y, sobre todo, de nuestros docentes, que han sabido guiarnos no sólo en lo académico, sino también en lo personal. Hoy no es solamente nuestro día, sino el suyo también, por hacer más llevadero tan arduo camino. Cabe agradecer a Nuria por todo lo que ha hecho por nosotros. Ella ha sido como una madre en esta travesía, soportándonos incluso cuando nadie lo haría. No sólo ha resultado ser una excelente profesora, sino también una magnífica guía y confidente. Con ella hemos tenido la oportunidad de descubrir que el latín y el griego no son lenguas muertas, de emocionarnos con Safo u Ovidio, aprender con Fedro o Esopo, reír con las ocurrencias de Plauto y llorar con Homero, cuya visión semimítica de una guerra ya pasada jamás podremos olvidar. Ay, Nuria… Tu quoque, fili mi? Tampoco podemos dejar de mencionar a Isa, Nieves o Isabel. De Isa hay mil anécdotas que contar, pues ha sido mucho lo que hemos vivido con ella, como aquella vez que impidió a la lagartija Sali, que llevaba tanto tiempo con nosotros que le pusimos un nombre, seguir correteando por el aula. Pero hoy queremos darle las gracias, sobre todo, por habernos hecho acercarnos de manera tan desenfadada a la literatura. A causa de ella, nadie será el listo que olvide que la primera gran obra en castellano fue el anónimo Cantar de Mio Cid, ¿a que no, chiquis? Nieves e Isabel, a pesar de que tan sólo han compartido un año con nosotros, también nos han ayudado mucho en este viaje. Y, gracias a ellas, hemos aprendido que la literatura no puede separarse de unas ideas y un contexto, y que es por ello por lo que, pese a todo, hemos descubierto que esa gente que lleva tantos años bajo sepultura (y aquélla a la que nunca se le dio una) aún tiene algo que decir. Hoy podemos afirmar que todos somos marineros en tierra, pero con la cabeza en las nubes. Es indispensable también mencionar a Rogelio, que desde el principio nos ayudó a ejercitar nuestra memoria haciéndonos recorrer el mundo sin salir de clase y aprender los países y capitales. Porque, hoy, ninguno de los que estamos aquí podemos escuchar “Bélgica” sin gritar, casi por inercia, “Bruselas”. Con él comenzamos a acercarnos a la historia desde una de sus múltiples puertas, y eso es algo que todos vamos a llevar con nosotros. Gracias por hacernos descubrir nuestra propia visión de la historia. Y recordad, chicos… El examen es muy difícil. Por último, pero no menos importante, queremos agradecer a Margarita todo lo que a lo largo de los años ha hecho para ayudarnos. Sus clases han sido un pilar fundamental a la hora de crecer como personas. Nos ha dado las herramientas necesarias para poder razonar por nosotros mismos, y creemos que no se puede pedir nada más. Porque, gracias a ella, todos hemos avanzado a nuestro propio ritmo al grito de “‘¡Sapere aude!”. Estos profesores, junto a todos los que nos han acompañado desde nuestra entrada al instituto, han sido los causantes de que seamos quienes somos hoy día. Un abrazo muy fuerte a todos, y volveremos a vernos, porque tened por seguro que la lira de Nerón volverá a sonar.

COMIDA FINAL. 4º ESO

VISITA A LA VILLA ROMANA EL POMAR. ALUMNOS DE 1º BACHILLERATO